Entre el espacio y la materia: dos sistemas, una experiencia
El sistema espacial se enfoca en la
organización del espacio y en su propósito funcional, teniendo siempre en
cuenta la accesibilidad y la interacción de los que lo habitan. A través de
este sistema se construye el “esqueleto” de la obra: se definen recorridos,
jerarquías y zonas destinadas a diferentes actividades. Un ejemplo claro es el
proyecto de los Baños Termales de Vals, diseñado por Peter Zumthor. En esta
obra, el espacio interior se articula con luz natural y elementos que evocan
ambientes naturales, por ejemplo, cuevas, rocas y piscinas— creando zonas para
diferentes actividades de relajación. La forma en que el espacio está dispuesto
genera coherencia entre su función y su experiencia, logrando que quienes lo
habitan se sientan parte de un ambiente tranquilo y armonioso.
Por otro lado, el sistema material se relaciona
con la metodología constructiva, la selección de materiales y los
procedimientos necesarios para dar forma física al edificio. En el mismo
proyecto de Zumthor, este sistema se hace evidente a través del uso de piedra y
hormigón con texturas desgastadas que imitan de manera natural con el agua.
Además, el uso estratégico de cristales permite la entrada de luz natural,
reforzando la conexión entre el interior y el exterior. De esta forma, los
materiales no solo cumplen un rol estructural, sino que materializan la
atmósfera que el sistema espacial propone.
Aunque ambos sistemas tienen funciones
distintas, trabajan con un objetivo en común; que es generar una experiencia
arquitectónica significativa. El sistema espacial organiza el entorno para que
responda a un propósito, mientras que el sistema material lo hace tangible y
perceptible. La elección de materiales influye directamente en cómo se percibe
el espacio, así como la organización espacial condiciona la manera en que se
experimentan esos materiales.
En el caso de los Baños Termales de Vals, esta
interacción es evidente: la coherencia entre lo espacial y lo material permite
que los usuarios perciban el lugar como un espacio natural y relajante, en
perfecta armonía con su entorno. Si uno de estos sistemas fallara, la
experiencia sensorial y funcional del edificio se vería comprometida.
En conclusión, el sistema espacial y el sistema
material son componentes inseparables de la arquitectura. Juntos logran
transformar ideas en experiencias reales, fusionando la lógica funcional con la
sensibilidad sensorial. Comprender y dominar esta relación es esencial para
diseñar obras que no solo cumplan un objetivo técnico, sino que también
comuniquen, inspiren y permanezcan en la memoria de quienes las habitan.
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