Aprendiendo de Le Corbusier

 


Le Corbusier nació el 6 de octubre de 1887 en Suiza y murió el 27 de agosto de 1965, fue un arquitecto, pintor y pensador que cambió para siempre la manera en que entendemos la arquitectura moderna. A lo largo de su carrera construyó 78 edificios en 11 países diferentes y trabajó en casi 400 proyectos arquitectónicos, lo que demuestra la amplitud e influencia de su trabajo. Además, publicó cerca de 40 libros y escribió cientos de ensayos que todavía hoy se consideran esenciales en la teoría y la cultura arquitectónica moderna. Para él, la arquitectura debía resolver problemas de la vida diaria, pero también debía ser una expresión visual clara, basada en proporción, geometría y orden.

Uno de sus planteamientos más conocidos es que la vivienda debe ser una “máquina de habitar”. Esto no significa que las casas deban ser frías o aburridas, sino que cada espacio debe estar pensado para funcionar bien. Sus Cinco Puntos de la Arquitectura Moderna, como los pilotes, la planta libre, las ventanas alargadas y las terrazas-jardín, son ejemplos de cómo combinó utilidad con belleza. Cada decisión tenía una razón práctica, pero también un propósito estético: luz, limpieza visual y libertad de movimiento.

Además de sus edificios, Le Corbusier pensaba en la ciudad como una obra artística a gran escala. Proyectos como la Ville Radieuse o Chandigarh muestran cómo quería organizar la vida urbana con armonía: grandes áreas verdes, torres separadas, zonas definidas para vivir, trabajar y recrearse. Buscaba un orden que ayudara a las personas a vivir mejor y que, al mismo tiempo, creara una imagen urbana clara y moderna.

Su obra también refleja un cambio fuerte entre lo antiguo y lo moderno. Pasó de la arquitectura llena de detalles decorativos a un estilo más simple, con superficies lisas y estructuras básicas. Para algunas personas esto era demasiado “blanco y gris”, pero Le Corbusier lo veía como una manera de limpiar lo innecesario y enfocarse en lo esencial. Incluso diseñó muebles propios y un sistema de proporciones, el Modulor, para que los espacios realmente respondieran al cuerpo humano.

En resumen, Le Corbusier unió arte y arquitectura de una manera única. Sus ideas demostraron que la belleza no tiene que estar en los adornos, sino en la claridad, la proporción y el propósito. Sus edificios y teorías siguen influyendo hoy porque nos recuerdan que la arquitectura debe mejorar la vida de las personas, pero también inspirar, emocionar y dar sentido al espacio que habitamos.

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